¿Una futura Costa Rica descarbonizada?
“Hemos superado por mucho el cacao, el banano, el grano de oro... La nueva tecnología agrícola impulsa la siembra y la exportación con un rigor más potente. Y nosotros todo lo hemos creado aquí, en este domo y en estos campos. (PIÑA, Adrián Jiménez Brais, 2020)”
Mural participativo construido con los y las estudiantes de décimo año del Colegio Indígena de Shiroles, Bratsi, Talamanca. En el mismo se describe un paisaje afectado por las prácticas agrícolas expansivas versus una descripción de prácticas ancestrales más amigables con los recursos del ambiente.
Fuente: Fotografía del autor, 2021.
Adrián Jiménez Brais
Licenciado en Artes Dramáticas
Estudiante, Maestría en Desarrollo Rural
Universidad Nacional, Costa Rica
Número 10
Publicado: 26 de noviembre de 2021
Vivo en San Carlos, crecí en una gran finca llena de jardines amplios, zonas boscosas (…), había un pequeño río, ahí nos bañábamos. Ocho años después nos fuimos a vivir más al centro, al terminar los 90s, después de que el palmito del Instituto de Desarrollo Agrario (IDA) no diera el fruto esperado. Volví luego, más adulto, y la finca era pequeña, la habían talado toda, lo que antes era inmenso ahora era plenamente nada.
En el caso de la Costa Rica agrícola y exportadora, los hitos en relación con la implementación de nuevas y valiosas tecnologías, han marcado la pauta para los sistemas productivos y las comunidades donde tienen lugar. Tecnología de punta incorporada a la agricultura de monocultivos, biotecnologías, inteligencias artificiales, indumentaria y experimentación, con el objetivo de impulsar la siembra y la cosecha de manera sistemática, siendo intrépidos con las condiciones del ambiente, pero leales a la demanda, líderes mundiales.
Cuando se piensa en una posible proyección de Costa Rica se podría pensar que, nuestros servicios ecosistémicos, nuestro perfil turístico sostenible, nuestras herramientas tecnológicas de vanguardia, nuestra apertura al mercado digital y telecomunicaciones, nuestra idiosincrasia en constante construcción, así como las diversas estrategias económicas e innovación, servirían para sostener un futuro viable al menos.
Ahora bien, en nuestro país las verdades están ocultas a cielo abierto y, por lo tanto, es bien sabido, para muchos y muchas, que a pesar de los esfuerzos por la “carbono neutralidad” la corrupción en el sistema desvirtúa cualquier escenario sustentable. ¿Qué le espera a la ruralidad en el camino a esta devastación? ¿Cómo evolucionarán nuestros cuerpos de peones? ¿Tendrá Costa Rica una dependencia histórica a los monocultivos que será memoria en cualquiera de nuestras generaciones? ¿Evolucionará esta dependencia?
Según Nuria Segura de VICE News, en Costa Rica se debería de pensar en cultivos llenos de agroquímicos, o como mínimo eso es lo que se desprende de los datos del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (IRET) de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA). Según este estudio, el país sería el primer consumidor de agroquímicos del mundo (s.f).
Si se lee el plan de descarbonización de Costa Rica impulsado por el presente gobierno y a finalizarse con gran esperanza al año 2050, ninguna de las metas contempla esta dependencia de Costa Rica al aprovechamiento de los suelos para el monocultivo. En la Zona Norte del país la expansión es realmente impactante. En este sentido, sobre el eje de agricultura de cambio y uso de suelo, así como soluciones basadas en la naturaleza, los principales aportes se dirigen al fomento de sistemas agroalimentarios eficientes bajos en carbono, consolidación de modelos ganaderos eco-competitivos y disminución de gases de invernadero y, finalmente, la consolidación de un modelo de gestión de territorios rurales y urbanos-costeros, pero nada enfocado en esta dependencia silenciosa.
Ahora bien, pese las adversidades que han mostrado hasta ahora los monocultivos, se puede reconocer que son una realidad consolidada en el país, que genera empleo y riqueza, especialmente en las zonas rurales (Segura, s.f). Según el PNUD, el Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica (MIDEPLAN) presentó el miércoles 10 de marzo del 2021 la Estrategia Territorial Productiva para una Economía Inclusiva y Descarbonizada 2020-2050 que traza la ruta para que en 2050 el país tenga una economía descentralizada, digitalizada y descarbonizada (3D).
En este texto se señala que se identificaron 5 grandes grupos de actividades que son: el productivo, el turismo, manufactura liviana, manufactura avanzada y los servicios modernos. A su vez, estos grupos se desagregan en 13 subgrupos y en 48 actividades productivas que fueron priorizadas por su potencial de desarrollar actividades económicas alternativas sofisticadas, innovadoras y diversificadas. Se podría pensar que se contemplarán entonces medidas que disminuyan el impacto de la producción piñera en Costa Rica. Por ejemplo, se percibe en algunas metas enfocadas en la siembra de árboles, recuperación de suelos con tecnología de la naturaleza, regeneración de ecosistemas y gestión de recursos ecosistémicos. ¿Pero su legitimidad?
La estrategia propone 50 acciones clave al 2050, segmentadas en cinco ejes de trabajo que son: infraestructura y conectividad, capital humano, inclusión social, desarrollo económico 3D y descarbonización. Esas acciones, se desglosan en 175 intervenciones de política pública. ¿Y su monitoreo? Ahora bien, ¿qué pasa con la historia de nuestros cuerpos de peones? No es la primera vez que Costa Rica se enfrenta a un cuestionamiento sobre las prácticas agrícolas “monocultivicas”. A lo largo de nuestra historia se han presentado ya varios escenarios en los que el banano, el cacao, el café, la palma, entre otros, han sido foco de atención por los problemas de salud comunitarios que han generado en los territorios. Es sentida la herencia de metástasis que se han demandado al estado costarricense. ¿Dónde están estas demandas contempladas en el plan de Costa Rica esencial, verde y pura vida?
Pensar en una prospectiva que no integre la recuperación y reivindicación de la naturaleza indudablemente me significa una devastación. Como sancarleño, después de vivir en experiencia cercana a la devastación, identifico las potencialidades de este territorio en muchísimos ámbitos que no están únicamente en función de lo agro-productivo. Como habitante de este territorio no me siento integrado a este esquema de productividad y a esta cultura que se nos quiere arraigar.
En la actualidad el cantón sancarleño, así como la zona norte en general, son vasto territorio con sembradíos y sembradíos de lo mismo, con rutas extensas en las que pareciera que únicamente habita una misma raza: la piñera.
Referencias Bibliográficas
PNUD (2010). Estrategia económica de Costa Rica al 2050 hará crecer potencialidades territoriales. https://www.cr.undp.org/content/costarica/es/home/presscenter/pressreleases/2021/estrategia-economica-de-costa-rica-al-2050-hara-crecer-potencial.html
Segura, N. (s.f). Costa Rica tiene una peligrosa dependencia de los monocultivos. https://www.vice.com/es/article/negwwd/monocultivos-costa-rica-pina-platanos-pesticidas-medioambiente-peligrosa-dependencia