Una mirada hacia el futuro de Villa de Leyva
Parque Nacional Natural Páramo de Iguaque, Villa de Leyva, Colombia
(Fotografía de la autora)
Sandra Mireya Saba Rodríguez
Especialista en Ciencias Naturales y Educación Ambiental
Estudiante, Maestría en Desarrollo Rural
Universidad Nacional, Costa Rica
Número 3
Publicado: 6 de octubre de 2021
Villa de Leyva está ubicada en el Departamento de Boyacá, a tres horas de la ciudad de Bogotá, capital de Colombia, rodeada por la cordillera oriental de Los Andes. Fundada por españoles cuando era territorio Muisca (Zaque y Zipa), es uno de los lugares con más afluencia turística del país, gracias a los espectaculares paisajes y riquezas culturales que tiene: desde un semidesierto, un páramo, un clima templado favorable, restos fósiles en museos y un sitio precolombino.
Por acción del colonizador, en menos de un siglo, el valle perdió dos tercios de la población indígena y entró a erosionarse velozmente, hasta rememorar hoy ciertos paisajes semidesérticos. Su gigantesca plaza mayor y sus calles totalmente empedradas están bordeadas por antiguas edificaciones coloniales y viejas tapias de barro pisado.
La zona rural del municipio cumple una función importante para el desarrollo del ecoturismo, del turismo de naturaleza y de los procesos de educación ambiental. Esto gracias al parque nacional de Flora y Fauna Santuario de Iguaque, el semidesierto de La Candelaria, los pozos azules (reservorios de agua clara), la casa terracota, el museo paleontológico, el museo El Fósil, la granja de avestruces, El Infiernito (santuario Muisca), entre otras atracciones turísticas.
Villa de Leyva se caracteriza por ser semi-rural. Dentro de las normas de construcción de vivienda está como requisito, y hace parte del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), conservar las fachadas de las casas, tanto en la zona urbana como en la zona rural, siendo una de las características que llaman la atención de turistas nacionales y extranjeros. Se espera que la zona rural se conserve de igual forma que la urbana, con casas coloniales, al estilo de Andalucía, España. Esta es, y será, una de las características para que diferentes personas se radiquen en este lugar.
Una de las problemáticas que actualmente presenta el municipio es el choque cultural. Esto debido a la llegada de personas nacionales de diferentes departamentos y extranjeros, quienes se enfrentan a unas costumbres y tradiciones establecidas por la comunidad años atrás. Villa de Leyva posee una de las más grandes colonias de extranjeros del país, compuesta por alemanes, italianos, austríacos, franceses, estadounidenses, quienes poseen grandes casas e incluso pequeñas industrias y negocios turísticos. Viven también muchos artistas como pintores, escultores, teatreros y artesanos, que enriquecen la vida cultural.
Me puedo imaginar cómo será en veinte años. Un cambio completo de visión y de costumbres, así como sucedió con nuestros antepasados, los indígenas, quienes fueron obligados a despojarse de sus pertenencias y adoptar otras costumbres, una nueva religión e incluso otro idioma. En cuanto al desarrollo rural, una de las causas para que las personas se estén desplazando a las ciudades capitales es la falta de oportunidades, razón por la cual se redujo la producción en el campo y se han perdido las tradiciones y conocimiento ancestrales de la agricultura familiar. Estudios realizados han demostrado que un gran porcentaje de los propietarios de predios rurales no son nativos, en su mayoría son turistas de otras partes, es decir, una población flotante.
El desarrollo rural en un futuro será importante para la región. Actualmente vemos como los pocos jóvenes que habitan el lugar se están capacitando en recibir asesorías profesionales para incorporar tecnología agrícola como invernaderos y tractores autónomos. En treinta años seguramente habrá avances en los procesos productivos. Y más que reemplazar a la mano de obra no calificada, esto implicará una mejora para la comunidad y para el desarrollo de capacidades locales. Vemos que gran parte de la población migra y migrará, por ello es necesaria la ayuda de la tecnología. Me imagino un territorio rural guiado por la implementación de nuevos conocimientos.
Las tendencias del turismo mundial ubican las actividades de campo en áreas naturales como una de las más solicitadas. Vemos, así, la gran cantidad de planes turísticos que, día a día, son ofrecidos sin mayores regulaciones, únicamente por atender una demanda en crecimiento. Es claro que ofrecer un ecoturismo real no es tarea fácil. Se requiere en primera instancia saber qué es y qué significa realmente esta valiosa actividad en pro del desarrollo de un territorio.
Villa de Leyva desarrolla trece festivales al año, haciendo de este destino uno de los más concurridos del país. Es imprescindible gestionar los recursos turísticos desde la perspectiva de la conservación preventiva y protección del patrimonio, evitando adoptar modelos de desarrollo turístico especulativo, que rompan el equilibrio como motor de desarrollo local, originando un agotamiento acelerado de sus recursos. Uno de los desafíos es entender y comprender las afectaciones futuras que genera el turismo de masas. Es decir, si lo que se promueve para generar ingresos económicos es realmente viable en un futuro. Un claro ejemplo es el “Festival de luces” o “festival de juegos pirotécnicos”. En el futuro, los drones sin duda alguna serán los encargados de brindar el espectáculo a los espectadores, sin presentar así daños al ambiente.
En veinte años, teniendo en cuenta las condiciones del calentamiento global y el deterioro de los recursos naturales, la comunidad se verá obligada a cambiar sus hábitos, su rutina y sus costumbres. En cuanto a la educación ambiental, es importante que se pueda impartir esta área del conocimiento en todos los niveles implicados, desde directivas gubernamentales hasta campesinos, dueños de propiedades en áreas de interés turístico o de producción agropecuaria, a través de la conexión directa con la naturaleza. De esta forma garantizar un nivel de información óptimo con un alto grado de sensibilización y concientización hacia los recursos naturales.
Para garantizar una prestación de servicios turísticos, coherente con el bien declarado título de Monumento Nacional, es necesario lograr un cambio de conducta y generar un respeto al medio natural y sociocultural, para así obtener la armonía entre ser humano, ambiente y desarrollo. Se deberá enfatizar los aportes del turismo a la conservación de la biodiversidad, a la educación ambiental y al bienestar de las comunidades locales. Corresponderá valorar la riqueza cultural, histórica y natural de la región al reconocer la realidad del territorio para el desarrollo de la actividad turística, diversificando los atractivos y respetando la identidad de la población rural. Se debe pensar cómo puede contribuir esta población, desde sus capacidades y aspiraciones, a la operación ordenada del turismo.
De la misma forma, se resaltará la importancia de apoyar iniciativas que propongan oportunidades para un turismo responsable en zonas donde muchas veces son invisibilizadas. Considerar como clave de éxito el fortalecimiento de una cultura de planificación para que los recursos y energía que moviliza el turismo contribuyan a la valoración, uso sostenible y conservación de la biodiversidad, a la viabilidad de su aprovechamiento económico y a la distribución justa de sus beneficios.
Es claro que, en el futuro, las energías renovables cumplirán un rol importante para el desarrollo de la humanidad y el planeta, principalmente a través de la energía eólica y fotovoltaica. Será evidente la transición hacia un sistema energético basado en tecnologías renovables, que tendrán igualmente efectos económicos positivos para el desarrollo del municipio.
Sería interesante implementar experiencias de otros lugares. Un caso que está funcionando muy bien es el de las zonas rurales de Texcoco, en México. En este lugar, un grupo de jóvenes ingenieros, reconocidos y premiados en Latinoamérica, están liderando el proceso de implementación de paneles solares a personas de bajos recursos, lo cual facilitará a futuro el desarrollo de la región. Muy similar puede suceder en la región de Villa de Leyva, dadas las condiciones climáticas favorables para implementar este tipo de energía renovable. Para ello es vital brindar facilidades de pago y capacitar a las personas para su mantenimiento.
La pandemia ha dejado claro que la situación puede cambiar en cualquier momento y afectar la economía de una ciudad, municipio o empresa. Actualmente, para recuperar la economía del lugar, se rentan casas o cabañas. Una gran parte de las personas que ahora trabajan desde casa se han radicado en las zonas rurales, gracias a la facilidad de interactuar con la naturaleza, el ecosistema y por la tranquilidad de estar en un lugar seguro.
Otro contexto será claramente el cambio climático. Sin duda alguna será una de las repercusiones más grandes a tomar en cuenta. El desplazamiento de comunidades hacia las zonas de páramo ha venido en aumento y seguirá así, debido a la variación de las temperaturas por el calentamiento global. El daño que se está causando es irreparable. Con las familias campesinas llegan los cultivos de papa. Estas labores en alta montaña contaminan la esponja de agua natural de los páramos, al utilizar químicos para la cosecha. Este es un lugar maravilloso que posee “fábricas de agua”, que son la esencia de la vida y de la supervivencia. En esas alturas, la niebla es permanente, el frailejón centenario (Espeletia) y diversas especies animales y vegetales dominan entre las bajas temperaturas de la montaña.
El municipio cuenta con zona húmeda al norte, apta para siembra de hortalizas, como zanahoria, papa y algunas legumbres. Adicionalmente, al sur se encuentra una zona apta para siembra de tomate y otras verduras. Pero sin agua, ¿qué se cultivará? Es de esperar una crisis de hambruna y posiblemente una guerra civil por el recurso natural. No es difícil imaginar un contexto de personas en búsqueda de agua subterránea y reservorios, en aquellos lugares donde alguna vez existieron pozos azules, tan llamativos por el agua clara. Otras de las zonas afectadas directamente serán quebrada La Colorada, el río Cane y parte de la cordillera de Los Andes que rodea el municipio. Sin recursos naturales las especies vegetales y animales no serán aptas para el lugar, ocasionando así una disminución de la biodiversidad en el ecosistema.
El efecto dominó propiciado por la degradación del ambiente convertirá a la Tierra en un invernadero de forma irreversible. Actualmente estamos evidenciando grandes olas de calor en lugares que no deberían presentar este incremento de temperaturas. En unos años será evidente la difícil supervivencia. El ser humano tendrá que pasar por un proceso de adaptación a condiciones extremas.
No es posible pensar que haya una forma de adaptación al cambio climático y a la pérdida de los recursos naturales. La Tierra seguirá pero la especie humana, no lo sabemos. Llegará el momento en el que cada persona luchará por su supervivencia. Villa de Leyva no es ajena a esta posible realidad. Cada lugar y cada población enfrentará sus propios problemas. Bajo este contexto, no habrá un turismo al que ofertar las maravillas que algún día fueron parte de este bello lugar. El turismo de masas se perderá porque la necesidad y el futuro serán otros.